miércoles, 28 de abril de 2010

lanín

Credo

De pronto uno se aleja
de las imágenes queridas
amiga
quedas frágil en el horizonte
te he dejado pensando en muchas cosas
pero ojala pienses un poco en mi.

vos sabes
en esta excursión a la muerte
que es la vida
me siento bien acompañado
me siento casi con respuestas
cuando puedo imaginar que allá lejos
quizás creas en mi credo antes de dormirte
o te cruces conmigo en los pasillos del sueño

esta demás decirte que a esta altura
no creo en predicadores ni en generales
ni en las nalgas de miss universo
ni en el arrepentimiento de los verdugos
ni en el catecismo del confort
ni en el flaco perdón de dios

a esta altura del partido
creo en los ojos y las manos del pueblo
en general
y en tus ojos y tus manos
en particular.

Mario Benedetti.

martes, 20 de abril de 2010

La familia, la propiedad privada y el AMOR.




El derrumbe de un sueño
algo hallado pasando,
resultabas ser tú.
Una esponja sin dueño,
un silbido buscando,
resultaba ser yo.

Cuando se hallan dos balas
sobre un campo de guerra
algo debe ocurrir
que prediga el amor
de cabeza hacia el suelo
una nube vendrá
o estampidas de tiempo
los ojos tendrán.
Fue preciso algo siempre
y no fue porque tú
tenías lazos blancos en la piel
tú, tenías precio puesto desde ayer
tú, valías cuatro cuños de la ley
tú, sentada sobre el miedo
de correr.

Una buena muchacha
de casa decente
no puede salir
qué diría la gente
el domingo en la misa
si saben de ti.
Qué dirían los amigos,
los viejos vecinos
que vienen aquí.
Qué dirían las ventanas,
tu madre y su hermana
y todos los siglos de colonialismo español
que no en balde te han hecho cobarde.
Qué diría Dios
sin amas sin la Iglesia y sin la ley,
Dios, a quien ya te entregaste en comunión,
Dios, que hace eternas las almas de los niños
que destrozarán las bombas y el napalm.

El derrumbe de un sueño
algo hallado pasando
resultabas ser tú
Una esponja sin dueño
un silbido buscando,
resultaba ser yo.

Busca amor con anillos
y papeles firmados
y cuando dejes de amar
ten presentes los hijos,
no dejes tu esposo,
ni una buena casa,
y si no se resisten,
serruchen los bienes
que tienes derecho también
porque tú
tenías lazos blancos en la piel
tú, tenías precio puesto desde ayer
tú, valías cuatro cuños de la ley
tú, sentada sobre el miedo
de correr.

Silvio, obvio. Siempre.